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En un contexto como el actual, en el que los grupos de interés actúan cada vez con mayor escrutinio respecto a la operación de las empresas y, frente a la limitación de recursos naturales, la perdurabilidad de los negocios depende en gran medida de la utilización eficiente y responsable de los recursos naturales, humanos y financieros- traducidos en una estrategia de sustentabilidad.
Bajo esta dinámica, vale tener claridad respecto a cómo debe entenderse dicho término. De esta forma, es relevante considerar que la sustentabilidad empresarial representa un cambio en la mentalidad organizacional, en la forma de operar y en la forma de diseñar el rumbo de la empresa que busca la continuidad de sus operaciones. La muestra más clara de que tanto empresas como gobiernos y ciudadanos están migrando hacia dicho entendimiento, es que en los años recientes, las compañías y organizaciones se han convertido en actores clave en la resolución de problemáticas relacionadas con este tema.
¿Por dónde empezar?
México, para muchos expertos, es un país particularmente vulnerable ante esta situación. El Gobierno está consciente de esta realidad y por lo tanto, ha tomado acciones convenientes en materia legislativa, con programas federales y estatales que contienen objetivos claros y ambiciosos para la reducción del impacto medioambiental.
En muchos países del mundo se han venido gravando las actividades económicas que no son amigables con el medio ambiente, tales como las emanaciones, los desechos o la contaminación, a través de un impuesto ecológico. México busca no quedarse atrás, pues en algunos círculos políticos ya se está discutiendo la posibilidad de seguir estos ejemplos.
Ante este escenario, ¿qué medidas debe tomar una empresa para poder hacer frente a estas situaciones, a primera vista adversas? Aquellas basadas en la integración de una clara estrategia de permanencia: la sustentabilidad. La sustentabilidad empresarial es un cambio fundamental en los paradigmas y estructuras organizacionales que conducen a la perdurabilidad de la empresa. Representa oportunidades para innovar los modelos de negocio, implementando procesos de mayor valor y capital humano. La sustentabilidad, además, arroja grandes beneficios adicionales, como abatimiento de costos o mejoramiento de márgenes por aumento de eficiencia; disminución considerable de ciertos riesgos operativos, administrativos, estratégicos, legislativos y operaciones más amigables con el medio ambiente.
A nivel gubernamental, vale destacar la reciente aprobación de la Ley General de Cambio Climático, la cual refleja el compromiso del país por atender uno de los temas de mayor impacto, no sólo de índole ambiental, sino social y económica. Bajo esta nueva regulación, las empresas tendrán que identificar los retos y oportunidades que ésta presenta, como por ejemplo, la medición y gestión de los Gases Efecto Invernadero. Lo anterior, tiene una relación directa con las operaciones de la empresa en un entorno cambiante.
En este último punto, los escenarios actuales han dado foro a muchas voces anunciando el concepto de economía verde, que se define como una práctica que “mejora el bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica”[1].
Impacto del Cambio climático en el Bajío
México es un país clasificado como altamente vulnerable al Cambio Climático, y dentro del territorio mexicano, el Bajío se encuentra dentro de las zonas más susceptibles.
En las dos últimas Conferencias de las Partes (COP) los países lograron ponerse de acuerdo en tomar acciones para que la temperatura no aumente más de dos grados centígrados para finales de siglo. El aumento de sólo un grado centígrado de temperatura promedio en el Bajío, lo cual podría suceder en los próximos 20 años, traería graves consecuencias a la región como detallamos a continuación:
Agricultura: siendo una de las principales actividades de la región, el incremento de un grado centígrado podría reducir significativamente la superficie viable y productividad para el cultivo de granos. Estudios sugieren que el incremento de sólo un grado centígrado podrían reducir la productividad del maíz en más de un 35% (Conde, C. et al. 2004)
Recursos hídricos: el bajío no es de las zonas más húmedas del país, por lo que sus habitantes han sabido desacoplar el desarrollo del excesivo consumo de agua. Sin embargo, CONAGUA estima que la zona utiliza entre el 40 y el 100% de la recarga natural de agua, lo que coloca hoy al Bajío como una región con una fuerte presión sobre sus recursos hídricos. Estudios señalan que la región podría recibir alrededor de un 10% menos de precipitación en la próxima década derivada de los cambios en patrones pluviales asociados al Cambio Climático (Magaña, V.O., et al. 2004). El Bajío ha sido de las zonas con mayor crecimiento económico y poblacional en los últimos años, situación que agravará aún más la disponibilidad de agua, por lo que se esperaría mayor presión legislativa y de los grupos de interés.
Impactos en las zonas costeras: el turismo de la playa en los estados de Michoacán y Jalisco es fuente importante de flujo de recursos y empleo. El Cambio Climático podría afectar las zonas turísticas de dos formas si éstas no se preparan. La primera afectación vendría de la mano del incremento del nivel del mar: el incremento de la temperatura del aire dilata el agua de los océanos y derrite los hielos perenes, provocando un incremento del nivel del mar. Determinar qué tanto se incrementará el nivel ha probado ser difícil de calcular, los rangos varían entre 80 centímetros a 3 metros para el año 2100 (Bamber, J. et al. 2009). La segunda afectación se debería también al incremento de la temperatura promedio de los océanos; siendo éstos el principal combustible para huracanes y ciclones, se espera que éstos aumenten en número de eventos al año y su intensidad (Elsner, J.B. 2008). Un incremento en frecuencia e intensidad de huracanes afectando al Bajío no solo posta un riesgo para la infraestructura de sus zonas costeras, sino que tiene la capacidad para perjudicar la logística marítima de la zona y el flujo de turistas.
¿Mitigar o adaptarse?
Cuando nos referirnos al Cambio Climático y actividades de mitigación, nos referimos al conjunto de acciones que la humanidad lleva a cabo para reducir su impacto ambiental, aminorando la huella de carbono ya sea reduciendo o evitando las emisiones de Gases Efecto Invernadero o mediante la compensación de éstas. Se espera que mientras menor sea esta huella, la temperatura global promedio no ascenderá tanto ni tan rápido.
Muchas acciones de mitigación también representan una atractiva inversión con retornos a corto y mediano plazo; sobre todo en los programas de eficiencia. Llevar a cabo estas actividades permite entrar en un círculo virtuoso donde se reduce el impacto ambiental de las operaciones de la empresa al mismo tiempo que se mejoran los márgenes, la reputación y/o se incrementan las ventas
Por otro lado, cuando se habla de los procesos de adaptación al Cambio Climático se hace referencia a las acciones que el hombre emprende para ajustarse o acomodarse al nuevo entorno. Este tema comienza a tener mayor visibilidad para la sociedad en general, al reconocer impactos y eventos extremos en los últimos años.
Por ejemplo, en el tema del agua en la zona del Bajío, debido a las particularidades tanto geográficas como temporales, las empresas deben ser capaces de identificar su huella hídrica –volumen total de agua utilizado para producir los bienes y servicios que un individuo consume– la de su cadena de valor y los probables riesgos (físicos, regulatorios y de prestigio) e impactos. Así, lograr cambiar de paradigmas actuales de operación, hacia un sistema eficiente y responsable en el consumo de agua.
La inclusión de estos temas a nivel estratégico de las empresas, permitirá a las organizaciones analizar cómo lograr su perpetuidad, mitigar riesgos y aprovechar oportunidades de liderazgo en su ramo.
Acerca de los autores:
Arturo Rábago Fonseca
Socio Director del Clúster Bajío de Deloitte México
Ruy Pérez de Francisco
Gerente de Sustentabilidad de Deloitte México
Vía Twitter: @DeloitteMX
Referencias:
Conde, C., Ferrer, M.R, Gay, C. y Araujo, R. 2004. Impactos del cambio climático en la agricultura en México. En “Cambio climático: una visión desde México”. Compiladores: J. Martínez, A. Fernández y P. Osnaya. Instituto Nacional de Ecología. México, DF
Magaña, V.O., Méndez, J.M., Morales, R. y Millán, C. 2004. Vulnerabilidad en el recurso agua de las zonas hidrológicas de México ante el Cambio Climático Global. En “Cambio Climático, una visión desde México”. Instituto Nacional de Ecología, México.
Bamber,J.L., Riva, R., Vermeersen, B. y LeBrocq, A. 2009. “Reassessment of the Potential Sea-Level Rise from a Collapse of the West Antarctic Ice Sheet”. Revista Science 15 de Mayo de 2009: Vol. 324. no. 5929, pp. 901 – 903 DOI: 10.1126/science.1169335.
Elsner, J.B., Kossin, J.P. y Jagger, T.H. 2008. “The increasing intensity of the strongest tropical cyclones”. Revista Nature Número 455, pp 92-95, 4 de Septiembre de 2008. Macmillan. Reino Unido
En un contexto como el actual, en el que los grupos de interés actúan cada vez con mayor escrutinio respecto a la operación de las empresas y, frente a la limitación de recursos naturales, la perdurabilidad de los negocios depende en gran medida de la utilización eficiente y responsable de los recursos naturales, humanos y financieros- traducidos en una estrategia de sustentabilidad.
Bajo esta dinámica, vale tener claridad respecto a cómo debe entenderse dicho término. De esta forma, es relevante considerar que la sustentabilidad empresarial representa un cambio en la mentalidad organizacional, en la forma de operar y en la forma de diseñar el rumbo de la empresa que busca la continuidad de sus operaciones. La muestra más clara de que tanto empresas como gobiernos y ciudadanos están migrando hacia dicho entendimiento, es que en los años recientes, las compañías y organizaciones se han convertido en actores clave en la resolución de problemáticas relacionadas con este tema.
¿Por dónde empezar?
México, para muchos expertos, es un país particularmente vulnerable ante esta situación. El Gobierno está consciente de esta realidad y por lo tanto, ha tomado acciones convenientes en materia legislativa, con programas federales y estatales que contienen objetivos claros y ambiciosos para la reducción del impacto medioambiental.
En muchos países del mundo se han venido gravando las actividades económicas que no son amigables con el medio ambiente, tales como las emanaciones, los desechos o la contaminación, a través de un impuesto ecológico. México busca no quedarse atrás, pues en algunos círculos políticos ya se está discutiendo la posibilidad de seguir estos ejemplos.
Ante este escenario, ¿qué medidas debe tomar una empresa para poder hacer frente a estas situaciones, a primera vista adversas? Aquellas basadas en la integración de una clara estrategia de permanencia: la sustentabilidad. La sustentabilidad empresarial es un cambio fundamental en los paradigmas y estructuras organizacionales que conducen a la perdurabilidad de la empresa. Representa oportunidades para innovar los modelos de negocio, implementando procesos de mayor valor y capital humano. La sustentabilidad, además, arroja grandes beneficios adicionales, como abatimiento de costos o mejoramiento de márgenes por aumento de eficiencia; disminución considerable de ciertos riesgos operativos, administrativos, estratégicos, legislativos y operaciones más amigables con el medio ambiente.
A nivel gubernamental, vale destacar la reciente aprobación de la Ley General de Cambio Climático, la cual refleja el compromiso del país por atender uno de los temas de mayor impacto, no sólo de índole ambiental, sino social y económica. Bajo esta nueva regulación, las empresas tendrán que identificar los retos y oportunidades que ésta presenta, como por ejemplo, la medición y gestión de los Gases Efecto Invernadero. Lo anterior, tiene una relación directa con las operaciones de la empresa en un entorno cambiante.
En este último punto, los escenarios actuales han dado foro a muchas voces anunciando el concepto de economía verde, que se define como una práctica que “mejora el bienestar del ser humano y la equidad social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica”[1].
Impacto del Cambio climático en el Bajío
México es un país clasificado como altamente vulnerable al Cambio Climático, y dentro del territorio mexicano, el Bajío se encuentra dentro de las zonas más susceptibles.
En las dos últimas Conferencias de las Partes (COP) los países lograron ponerse de acuerdo en tomar acciones para que la temperatura no aumente más de dos grados centígrados para finales de siglo. El aumento de sólo un grado centígrado de temperatura promedio en el Bajío, lo cual podría suceder en los próximos 20 años, traería graves consecuencias a la región como detallamos a continuación:
Agricultura: siendo una de las principales actividades de la región, el incremento de un grado centígrado podría reducir significativamente la superficie viable y productividad para el cultivo de granos. Estudios sugieren que el incremento de sólo un grado centígrado podrían reducir la productividad del maíz en más de un 35% (Conde, C. et al. 2004)
Recursos hídricos: el bajío no es de las zonas más húmedas del país, por lo que sus habitantes han sabido desacoplar el desarrollo del excesivo consumo de agua. Sin embargo, CONAGUA estima que la zona utiliza entre el 40 y el 100% de la recarga natural de agua, lo que coloca hoy al Bajío como una región con una fuerte presión sobre sus recursos hídricos. Estudios señalan que la región podría recibir alrededor de un 10% menos de precipitación en la próxima década derivada de los cambios en patrones pluviales asociados al Cambio Climático (Magaña, V.O., et al. 2004). El Bajío ha sido de las zonas con mayor crecimiento económico y poblacional en los últimos años, situación que agravará aún más la disponibilidad de agua, por lo que se esperaría mayor presión legislativa y de los grupos de interés.
Impactos en las zonas costeras: el turismo de la playa en los estados de Michoacán y Jalisco es fuente importante de flujo de recursos y empleo. El Cambio Climático podría afectar las zonas turísticas de dos formas si éstas no se preparan. La primera afectación vendría de la mano del incremento del nivel del mar: el incremento de la temperatura del aire dilata el agua de los océanos y derrite los hielos perenes, provocando un incremento del nivel del mar. Determinar qué tanto se incrementará el nivel ha probado ser difícil de calcular, los rangos varían entre 80 centímetros a 3 metros para el año 2100 (Bamber, J. et al. 2009). La segunda afectación se debería también al incremento de la temperatura promedio de los océanos; siendo éstos el principal combustible para huracanes y ciclones, se espera que éstos aumenten en número de eventos al año y su intensidad (Elsner, J.B. 2008). Un incremento en frecuencia e intensidad de huracanes afectando al Bajío no solo posta un riesgo para la infraestructura de sus zonas costeras, sino que tiene la capacidad para perjudicar la logística marítima de la zona y el flujo de turistas.
¿Mitigar o adaptarse?
Cuando nos referirnos al Cambio Climático y actividades de mitigación, nos referimos al conjunto de acciones que la humanidad lleva a cabo para reducir su impacto ambiental, aminorando la huella de carbono ya sea reduciendo o evitando las emisiones de Gases Efecto Invernadero o mediante la compensación de éstas. Se espera que mientras menor sea esta huella, la temperatura global promedio no ascenderá tanto ni tan rápido.
Muchas acciones de mitigación también representan una atractiva inversión con retornos a corto y mediano plazo; sobre todo en los programas de eficiencia. Llevar a cabo estas actividades permite entrar en un círculo virtuoso donde se reduce el impacto ambiental de las operaciones de la empresa al mismo tiempo que se mejoran los márgenes, la reputación y/o se incrementan las ventas
Por otro lado, cuando se habla de los procesos de adaptación al Cambio Climático se hace referencia a las acciones que el hombre emprende para ajustarse o acomodarse al nuevo entorno. Este tema comienza a tener mayor visibilidad para la sociedad en general, al reconocer impactos y eventos extremos en los últimos años.
Por ejemplo, en el tema del agua en la zona del Bajío, debido a las particularidades tanto geográficas como temporales, las empresas deben ser capaces de identificar su huella hídrica –volumen total de agua utilizado para producir los bienes y servicios que un individuo consume– la de su cadena de valor y los probables riesgos (físicos, regulatorios y de prestigio) e impactos. Así, lograr cambiar de paradigmas actuales de operación, hacia un sistema eficiente y responsable en el consumo de agua.
La inclusión de estos temas a nivel estratégico de las empresas, permitirá a las organizaciones analizar cómo lograr su perpetuidad, mitigar riesgos y aprovechar oportunidades de liderazgo en su ramo.
Acerca de los autores:
Arturo Rábago Fonseca
Socio Director del Clúster Bajío de Deloitte México
Ruy Pérez de Francisco
Gerente de Sustentabilidad de Deloitte México
Vía Twitter: @DeloitteMX
Referencias:
Conde, C., Ferrer, M.R, Gay, C. y Araujo, R. 2004. Impactos del cambio climático en la agricultura en México. En “Cambio climático: una visión desde México”. Compiladores: J. Martínez, A. Fernández y P. Osnaya. Instituto Nacional de Ecología. México, DF
Magaña, V.O., Méndez, J.M., Morales, R. y Millán, C. 2004. Vulnerabilidad en el recurso agua de las zonas hidrológicas de México ante el Cambio Climático Global. En “Cambio Climático, una visión desde México”. Instituto Nacional de Ecología, México.
Bamber,J.L., Riva, R., Vermeersen, B. y LeBrocq, A. 2009. “Reassessment of the Potential Sea-Level Rise from a Collapse of the West Antarctic Ice Sheet”. Revista Science 15 de Mayo de 2009: Vol. 324. no. 5929, pp. 901 – 903 DOI: 10.1126/science.1169335.
Elsner, J.B., Kossin, J.P. y Jagger, T.H. 2008. “The increasing intensity of the strongest tropical cyclones”. Revista Nature Número 455, pp 92-95, 4 de Septiembre de 2008. Macmillan. Reino Unido