Fuente: AFP
Las cada vez más estrictas disposiciones medioambientales que se aplican en Europa han llevado a las grandes marcas automotrices a fusionarse y avanzar en conjunto en el desarrollo de tecnologías eléctricas.
Tal es el caso del proyecto de fusión entre Renault y Fiat Chrysler que se enmarca en una carrera dictada por la necesidad de incrementar la producción de autos eléctricos para enfrentar las nuevas y draconianas normas europeas sobre contaminación. Al respecto Flavien Neuvy, director del Observatorio Cetelem del automóvil, señalo a la agencia de noticias AFP que la evolución normativa ambiental, principalmente en Europa, ha alterado el panorama automotriz con la casi obligación de hacer muchos vehículos eléctricos.
A partir del año próximo, los vehículos nuevos que se vendan en Europa deberán tener una emisión media de CO2 inferior a 95 gramos por kilómetro. En un estudio reciente la aseguradora Euler Hermes resalta el desafío enorme que esto representa, puesto que, mientras que se necesitaron diez años para reducir las emisiones de CO2 un 25%, la nueva normatividad obligará a los fabricantes a reducir dichas emisiones un 20% entre 2019 y 2020, además de que la presión no se reducirá en los años siguientes, considerando que para 2030 se aplicará una reducción adicional de 37,5% de las emisiones de CO2.
Para poder seguir vendiendo vehículos, los fabricantes tendrán que lanzar multitud de vehículos híbridos (gasolina-eléctricos) pero, sobre todo, autos 100% eléctricos. Laurent Petizon, experto en automóviles para la consultora Alix Partners, considera que esto significará una inversión enorme para los fabricantes en los próximos ocho años, cercana a los 250 mil millones de euros, que representa diez veces más de lo que invirtieron los fabricantes en los últimos ocho años para el desarrollo de autos eléctricos.
“Habida cuenta de las inversiones y de los saltos tecnológicos que habrá que hacer, no hay elección, hay que alcanzar un tamaño crítico”, dijo Neuvy.
Cuanto mayor es el volumen, mejor se amortizan los costes y menor es el impacto de los gastos de innovación sobre la rentabilidad.
En Europa, la estadounidense General Motors, que vendía menos de un millón de unidades con Opel y registraba pérdidas desde hacía veinte años, prefirió tirar la toalla en 2017 y vender su filial al francés PSA (Peugeot, Citroën, DS) en lugar de gastar más dinero.
Fiat Chrysler también atravesaba una situación difícil, con una gama de vehículos antigua y una escasa inversión en el sector de autos eléctricos. La alianza con Renault, uno de los líderes de esas tecnologías en Europa, supone un golpe de estratégico y de suerte.
Fusiones o colaboraciones
Neuvy también destacó que los fabricantes tienen que lidiar con unas perspectivas mucho menos prometedoras en los mercados, ya que considera que la dinámica de crecimiento de la industria automotriz no volverá a ser la misma en los próximos años. “El mercado estadounidense está saturado, el mercado europeo está a niveles muy altos y el mercado chino se desmoronó desde verano de 2018”, explicó.
Por su parte, Ferdinand Dudenhöffer, director del Center Automotive Research (CAR), con sede en Alemania, declaró que “El mundo del automóvil se está transformando radicalmente”, citando entre los desafíos que enfrenta los fuertes gastos en la electrificación de los automóviles, la debilidad de los mercados del automóvil, y un presidente estadounidense imprevisible que atiza las tensiones comerciales a nivel internacional… “Las fusiones y cooperaciones son cada vez más actuales”, sostuvo.
Los primeros del mundo, Volkswagen o Toyota, cada uno con 10,6 millones de vehículos vendidos el año pasado, o General Motors (unos 8 millones), no tienen problemas de volumen. Tampoco lo tiene el coreano Hyundai (con Kia), que el año pasado vendió 7,4 millones de vehículos. Ford, que se sitúa en torno a 6 millones de vehículos anuales, atraviesa grandes dificultades en Europa, donde no vende más que un millón de unidades.
Con la fusión Fiat Chrysler, “la presión aumentará todavía más” sobre el constructor estadounidense, consideró Dudenhöffer.
Por otro lado, Neuvy destacó que las fusiones en la industria automotriz “siempre son difíciles de alcanzar” y que los grupos pueden contentarse con cooperar en determinadas actividades pero conservando su independencia.
Mientras las fusiones en la industria automotriz siempre son difíciles de alcanzar también existen “acuerdos de cooperación” en determinadas actividades pero conservando su independencia. Prueba de eso es que recientemente, Ford concluyó un acuerdo con Volkswagen para producir furgonetas y camionetas conjuntamente, mientras que BMW y Daimler unieron fuerzas en los vehículos autónomos y los servicios de movilidad.
REFERENCIAS