El origen de la palabra SPAM tiene raíces estadounidenses con unas curiosas derivaciones socio-culturales: La empresa chacinera (fabricante de embutidos de cerdo) estadounidense Hormel Foods lanzó en 1937 una carne en lata originalmente llamada Hormel’s Spiced Ham. El gran éxito del invento lo convirtió con el tiempo en una marca genérica, tan conocida que hasta el mismo fabricante le recortó el nombre, dejándolo con solo cuatro letras: SPAM (derivado de SPiced hAM). El SPAM alimentó a los soldados soviéticos y británicos en la Segunda Guerra Mundial, y desde 1957 fue comercializado en todo el mundo. En los años 60 se hizo aun más popular gracias a su innovadora anilla de apertura automática, que ahorraba al consumidor el uso del abrelatas.
Fue entonces cuando el famoso grupo de comediantes británicos, los Monty Python empezaron a hacer burla de la famosa carne en lata. En un famoso sketch de 1969 en su programa Monty Python’s Flying Circus, los comediantes británicos representaban a un grupo de hambrientos vikingos atendidos por solícitas camareras que les ofrecían (Texto íntegro del sketch en inglés): “huevo y panceta; huevo, salchichas y panceta; huevo y SPAM; huevo, panceta, salchichas y SPAM; SPAM, panceta, salchichas y SPAM; SPAM, huevo, SPAM, SPAM, panceta y SPAM; salchichas, SPAM, SPAM, panceta, SPAM, tomate y SPAM, …”. La escena terminaba con los vikingos cantando a coro “SPAM, SPAM, SPAM, SPAM. ¡Rico SPAM! ¡Maravilloso SPAM! SPAM, Spa-a-a-a-a-am, Spa-a-a-a-a-a-am, SPAM. ¡Rico SPAM! ¡Rico SPAM! ¡Rico SPAM! ¡Rico SPAM! ¡Rico SPAM! SPAM, SPAM, SPAM, SPAM”.
Su divertidísima costumbre de gritar la palabra “SPAM” en diversos tonos y volúmenes se trasladó metafóricamente al correo electrónico no solicitado, que perturba la comunicación normal en internet. Como la canción, el spam es una repetición sin fin de texto de muy poco valor o ninguno, que aplicado a los mensajes electrónicos, se refiere a los mensajes enviados de forma masiva y dirigidos a personas que, en principio, no desean recibirlos.
Desde aquellos, ahora inocentes, días de nuestra infancia el llamado spam estuvo entre nosotros, cuando llegaban sobres sin remitente a nuestra casa con una hoja de cuaderno escrita a mano, la mayoría de las veces, donde nos hablaban de los beneficios de seguir la cadena y las desgracias que nos ocurrirían si la cortábamos.
Mucho tiempo pasó desde entonces y con los avances de la tecnología se expandieron a nuestro correo electrónico, a los mensajes de texto de los celulares, en la mensajería instantánea, en los comentarios de los blogs / foros, etc.
Tal vez a estas alturas solo nos queden dos opciones, saborear un bocadillo con el delicioso SPAM o seguir eliminando de nuestra bandeja de entrada el tan odiado SPAM.