Cogito ergo sum, planteamiento filosófico de René Descartes que comúnmente traducimos al castellano como “Pienso, luego existo”. La traducción que le dieron nuestros vecinos del norte “I think, therefore I am” (Pienso, por lo tanto soy) se acerca más a la idea que el filósofo y escritor quería dar a entender, que en resumen es: El hecho de pensar, es prueba irrefutable de la existencia propia. Entonces por qué la traducción al español que dio fama a la frase suena más como un proceso que como una manera de dar una certeza inicial sobre la cual se permitan fincar innumerables certezas más.
Esto nos puede llevar a reflexionar respecto a cuantas veces no cambiaría nuestra percepción de la historia si tan solo pudiéramos oír de viva voz o bien leer y entender el original del narrador con la información que pretendía dejar para el mundo.
Existen innumerables artículos referenciando como traducciones hechas pobremente, bien pueden haber cambiado, desde el no entender un video juego, hasta el curso de la historia internacional, entonces ¿por qué no aprendemos de estos errores? Cuando nos encontramos con que tenemos que transmitir nuestras ideas en un idioma que no es nuestra lengua natal, ya sea por trabajo o placer, existen ocasiones que es necesario imprimir intencionalidad a lo que decimos y no solo aglutinar un grupo de palabras en una frase para que más o menos se transmita nuestra idea o sentir. Esto toma mayor relevancia cuando se trata de negocios o diplomacia, pues se convierte en fundamental que nuestros argumentos transfieran el sentir original con el que fueron gestados.
Todo buen negociador o diplomático entiende perfectamente que su personalidad juega un papel muy importante al momento de negociar y cerrar tratos; para realmente vencer la barrera del idioma, debemos poder transponer ese carisma que tanto nos sirve al idioma que estemos utilizando. Dado que el inglés es el idioma de los negocios y el más utilizado como segunda lengua a nivel mundial, nos enfocaremos en este artículo en cómo lograr encontrar nuestra personalidad en ese idioma.
En mi experiencia personal me he encontrado cara a cara más de una vez con la relevancia de poder imprimir nuestro sello personal a lo que decimos en inglés, dos casos en particular se me vienen a la mente; el primero es cuando di la primer clase en inglés, a pesar del tiempo de preparación que tuve antes de facilitarla, los nervios que acompañan a la novatez, así como el estricto apego que hice al “lesson plan” que preparé, termino resultando en una clase bien estructurada pero sumamente aburrida, justo ahí me di cuenta que si tan sólo pudiera utilizar mi sentido del humor dentro de mis clases, estas se verían enriquecidas con las ocasionales risas y alegría que permitirían llevar a los alumnos a un aprendizaje mucho más ameno y efectivo. Me propuse trabajar en esto antes de mi siguiente lección y sin lugar a dudas el resultado fue mucho mejor del esperado. El segundo caso fue muchos años después en una sala de juntas donde se discutía el desempeño de una oficina regional de la empresa en la que trabajaba, dado que todos los directivos de ésta eran extranjeros, la totalidad de estas juntas se llevaban a cabo en inglés, ese día, era revisión trimestral de resultados, el gerente de la oficina que estaba presentando en ese momento hacía un trabajo medianamente aceptable al comunicar sus ideas en inglés, sin embargo, sus resultados del trimestre no eran los mejores, por lo que empezó a ser cuestionado por su desempeño, la situación fue escalando hasta que llegó un momento en que dicho gerente en su desesperación por encontrar las palabras correctas, sonaba sumamente abrupto y directo, inclusive personal para con los directores que lo entrevistaban, quienes evidentemente no estaban tomando nada bien lo que decía; afortunadamente en la sala nos encontrábamos otro par de mexicanos que entendimos perfectamente la situación y les pedimos pausaran para explicar lo que el sudoroso y sobresaltado gerente quería comunicarles. Gracias a nuestra intervención la plática bajo inmediatamente de tono y termino siendo una junta normal.
Entonces, ¿cómo podemos encontrar nuestra personalidad en inglés?, ¿cómo logramos sonar asertivos, educados, negociadores o directos cuando así lo deseemos?; Como en la gran mayoría de la actividad humana, la práctica hace al maestro, sin embargo el éxito en este caso, depende mucho en como enfoquemos esa práctica, no basta con tomar unos “conversation club” o “business English class”. El sonar más naturales, la mayoría de las veces, nos granjea la empatía y cordialidad de nuestro(s) interlocutor(es), tenemos que ser nosotros mismos al comunicarnos y no una colección de frases enlatadas listas para utilizarse cual si de autómatas se tratara.
Entremos a detalle en uno de los aspectos del lenguaje que siempre nos va a ayudar a sonar más naturales, las expresiones idiomáticas, mejor conocidas en inglés como “Idioms”. En resumen una expresión idiomática es una manera de comunicarse que resulta natural para los nativos que hablan esa lengua, la mayoría de los lenguajes tienen este tipo de dichos que si los traducimos literalmente no tiene mucho sentido, sin embargo lo que significan culturalmente en ese idioma hace la diferencia, pongamos algunos ejemplos en español para una mejor comprensión:
Frase en español |
Significado |
Equivalente en inglés |
Estar con el agua hasta el cuello |
Estar en problemas graves |
Being in deep water |
A donde fueres hacéis lo que vieres |
Respetar las costumbres locales, sean nacionales o de una ciudad o grupo de personas |
When in Rome, do as romans |
Dar en el clavo |
Acertar con una acción o comentario |
Hit the nail on the head |
Más vale pájaro en mano que un ciento volando |
Es mejor aferrarse a lo seguro que arriesgarse por lo incierto |
A bird in the hand is worth two in the bush |
Hablando del rey de Roma |
Cuando llega una persona de la que se estaba hablando |
Speak of the devil |
Tomando en cuenta lo que dice la tabla de arriba, podemos encontrar en ocasiones ciertas similitudes situacionales entre el español y el inglés en algunas expresiones idiomáticas, sin embargo, el cambiar una sola palabra en una expresión de este tipo rompe completamente el sentido de la frase. Para poder utilizarlas exitosamente, tenemos que tomar en cuenta los siguientes aspectos:
- Lengua nativa y nacionalidad de nuestro interlocutor
- Apego a nuestro uso personal de la comunicación verbal
- Temporalidad y contexto
Buscando el tipo de expresiones que utilizamos habitualmente en español, nos podemos ir haciendo de un acervo interesante de sus equivalentes en inglés, ya sea británico o estadounidense, de tal manera que una vez incorporadas en nuestra base de datos mental, las podamos utilizar naturalmente cuando la oportunidad se presenta, en otras palabras, acostumbrarnos a utilizar ciertas frases para expresar ideas específicas. Por otro lado, entender las expresiones idiomáticas y estar consiente de ellas, nos permite también entender mejor a nuestro interlocutor, una vez que hayamos dominado esto, inclusive cuando no estemos familiarizados con una expresión en específico, el contexto de la conversación nos permitirá entender que idea nos están tratando de trasmitir e identificar y clasificar ese nuevo idiom para utilizarlo posteriormente cuando así lo deseemos.
Otra parte sumamente importante para lograr poner nuestra personalidad en evidencia en inglés, es comprender que tanto en nuestro idioma natal como en éste, existen formas propias para utilizar ciertas palabras, situación que demuestra el entorno sociocultural donde adquirimos nuestras habilidades del idioma. Es muy diferente el inglés y las expresiones que utilizará alguien que aprendió a hablar inglés en las calles de los Ángeles a alguien que lo perfeccionó estudiando en alguna universidad en Massachusetts. Expresiones tales como: ¨gonna” en vez de “going to”, “wanna” en vez de “want to”, “hella” en vez de “a lot of” no deben de formar parte de nuestro vocabulario, es como si en español utilizáramos: “pa que”, “haiga”, “arebasar”, “teni” etc.
Respecto al acento, mientras tengamos una pronunciación entendible es perfectamente aceptable que tengamos un acento, sin embargo si queremos perfeccionar este, podemos utilizar algunos trucos sencillos, por ejemplo, si queremos emular un acento conocido como General American, podemos practicar oraciones tales como “Are there more birds?”, donde toda vez que exista una letra “R” esta se debe pronunciar. También ver programas de televisión en inglés y repetir en voz baja los diálogos es de gran ayuda para acostumbrar a nuestra lengua a los movimientos propios del lenguaje.
Un último aspecto para sonar más natural es el no tratar de traducir lo que estamos escuchando, sino con el tiempo y la practica darle la equivalencia a las palabras con imágenes, un buen ejemplo de esto es, si escuchamos la palabra “Table” no pensemos en la palabra mesa y luego en la imagen de una mesa, de hacerlo así le estamos dando mucho trabajo a nuestro cerebro y esto nos generará un estrés innecesario, mejor de “table” pasemos de inmediato a la imagen de la mesa. Un buen ejercicio para esto, es escuchar o ver noticieros en inglés y si es posible con subtítulos en inglés (que normalmente tienen para las personas con problemas de escucha), de esta manera estaremos escuchando un acento que es por lo general neutral, una dicción adecuada y una velocidad de pronunciación que hace más difícil el poder traducir todo en todo momento. Si tomamos una analogía para esto, sería como si quisiéramos detener el caudal del río con la mano para poder observarlo adecuadamente, en vez de eso, dejemos que el río fluya y sin aprensión veamos como el agua lleva al caudal en la dirección correcta.
En resumen lo que debemos lograr es un nivel de confianza suficiente para que al momento de comunicarnos, no tengamos que estar buscando la palabra correcta en cada ocasión, que sepamos es aceptable cometer errores al hablar (tal como nos equivocamos en español) y que cuando no entendamos algo, es mucho mejor preguntar de una manera clara, que asumir una información que tal vez sea importante, los siguientes son la suma de los aspectos a tener siempre presentes:
- Tener los equivalentes de las expresiones idiomáticas que estamos acostumbrados a utilizar en español.
- Buscar un par de “icebrakers” para hilar ideas o iniciar conversaciones.
- Antecedentes de nuestro interlocutor.
- Evitar usar expresiones “Callejeras”.
- No traducir mentalmente toda la conversación.
- Tener siempre confianza.
Sin lugar a dudas esto nos llevará a tener la conversación que queremos, logrando exponer correctamente nuestras ideas a nuestro interlocutor y no olvidemos que “Practice makes perfect”.
Acerca del autor:
Fabio Vargas es fundador y director de P&W Training, trabajó en varias empresas transnacionales como director de capacitación y calidad. Ha realizado traducciones de obras literarias, manuales técnicos y programas de televisión. Es especialista en el diseño de programas de capacitación en el idioma inglés.
email: fabio@industriaspw.com