China es la segunda mayor economía del mundo con una tasa de crecimiento anual media en los últimos 10 años de 10.2%. Sin embargo, desde el 2011 China ha observado una importante desaceleración. La actividad manufacturera de China continuó debilitándose durante marzo de acuerdo al indicador adelantado de las compras manufactureras (PMI por sus siglas en inglés), siendo la mayor caída en los últimos ocho meses, mientras que el índice de la producción alcanzó su nivel mínimo en 18 meses, ubicándose ambos indicadores en zona de contracción. Al interior destaca que todos los componentes del índice incrementaron su ritmo de caída, a excepción de las órdenes de exportación que cambiaron su tendencia a positiva y los inventarios que crecieron, reflejo de un mayor dinamismo en Estados Unidos y Europa.
Crecimiento del PIB de China
Fuente: Elaboración propia con datos de Bloomberg
Como mencionamos anteriormente, China ha observado una importante desaceleración desde el 2011 que representa un riesgo para la economía global, ya que el crecimiento de la inversión fija se ha financiado vía crédito, el cual ha crecido cerca de 3 mil por ciento desde 1993, cuando inició la rápida expansión de su economía. Lo anterior es sólo el crédito de instituciones financieras, pero existe otro segmento de otorgadoras de crédito que no están reguladas y que por lo tanto no publican datos, que puede estar financiando en la misma proporción a la industria china.
Así, el riesgo de la desaceleración en China radica en que, como en cualquier economía, trae consigo un incremento en la cartera vencida que se agudiza cuando los préstamos no fueron otorgados correctamente. De esta forma, el sistema financiero de China puede llegar a tener una crisis de liquidez.
Préstamos de Instituciones Financieras Reguladas
(miles de millones de yuanes chinos)
China es el motor de la economía global y una crisis en su sistema bancario detendría las exportaciones hacia otros países por la falta de financiamiento y las importaciones desde otros países por el menor ingreso de los chinos. Las consecuencias serían una menor producción global, que afectaría en primer lugar a la Unión Europea, a quien compran alrededor de 20 mil millones de dólares anuales, seguido de Estados Unidos con compras cerca de 8 mil millones de dólares.
Un menor dinamismo de la economía china, propiciaría un menor crecimiento en la Unión Europea y en Estados Unidos, que aún tienen tasas de desempleo elevadas por la crisis de la deuda y la crisis financiera, respectivamente. Debido al menor crédito, el dinero se haría más caro en China, lo cual puede presionar nuevamente al alza la inflación en ese país en donde el banco central ha apreciado el yuan para bajar la tasa de crecimiento de los precios. Los commodities tenderían a bajar de precio por la menor demanda internacional, pero al ser las exportaciones chinas más escasas (y más costosas por la inflación) subirían sus precios, generando una presión inflacionaria sobre los países a los que exportan.
Sin embargo, los efectos no se espera que se den inmediatamente, sino más bien de manera paulatina, no en forma de crisis global sino de un aletargamiento de la economía, probablemente con presiones inflacionarias.
Acerca de la autora
Gabriela Siller Pagaza, PhD, es actualmente Directora de Análisis Económico Financiero de Banco BASE