“El trabajo ya no es un sitio al que acudes, sino la labor que desempeñas”.
Los cambios producidos a nivel global y sobre todo en regiones industriales, vislumbran nuevos retos en la organización del trabajo, cambios acelerados, que tienen como principal característica la disolución de los modelos tradicionales de producción y organización. Tal efecto, conocido como “Sociedad Líquida”, según Zygmunt Bauman se caracteriza por la falta de estabilidad y el desvalimiento social que incurre de forma directa en el desarrollo del Capital Humano.
Uno de los aspectos críticos que produce tal sensación de incertidumbre es el cambio constante y el intento de adaptación persistente por parte de los empleados y las organizaciones favorecido en gran medida por los avances tecnológicos permeados desde la vida cotidiana, pasando por el semblante laboral y organizacional, exige un nuevo enfoque cualitativo y la necesidad de replantear proyecciones de escenarios futuros, siendo el desempleo estructural parte de estas proyecciones.
Es en esta línea en donde se esboza la descomposición como la conocíamos de los vínculos humanos y laborales, la falta de habilidades o experiencia no garantizarán la obtención de un empleo y en el caso de obtenerlo, éste no resulta duradero. Dicha situación expone una redefinición de competitividad y supervivencia constante del entorno, la flexibilización del trabajo y su desubicación física, el replanteamiento de las categorías laborales y contractuales, la productividad, las capacidades y habilidades, innovación, flexibilidad y agilidad tanto de las empresas como de sus colaboradores.
Es importante establecer que la correlación entre inversión en formación, desarrollo, competitividad y obtención de resultados por cuanto aportan un valor añadido superior en términos de know-how, dentro del nuevo entorno serán factores clave para el crecimiento. Y mientras la seguridad y estabilidad del trabajador se diluye por el cambiante entorno, su valor específico en el buen funcionamiento de la organización para la cual trabaja es mucho mayor. Pues si bien es cierto que en la sociedad industrial el trabajador estaba protegido por parámetros estables a la vez estaba atrapado por esa misma rigidez estructural.
La precariedad de las relaciones laborales, cuyos principales síntomas son contratos temporales sistémicos, contratos a tiempo parcial que obligan a acumular trabajos, proyectos o empleados freelance, la necesidad de pluriempleo en personas ocupadas a tiempo completo para incrementar ingresos y la movilidad del talento, además del incremento de las edades de jubilación y de los trabajos de por vida son algunos componentes derivados de nuestra decadente realidad laboral actual en donde el trabajo es considerado en mayor medida como fuente de felicidad y autorrealización, valores que asumen cada vez más las nuevas generaciones.
Por tanto, se resalta que el trabajo contribuye a crear nuestra identidad, los aspectos intrínsecos de la materia adquieren mayor valor frente a los aspectos extrínsecos, como la recompensa emocional que engloba la creatividad y el entusiasmo, fruto de vincular trabajo y propósito asumiendo la responsabilidad de su propia dedicación en aprender y desarrollar las habilidades para crecer, trascender
Es en este sentido que se está configurando un entorno laboral cada vez más dual y más exigente, al que muchas personas no podrán adaptarse presionadas por criterios de eficiencia que busca orientar a esta nueva masa de trabajadores a incrementos de productividad, más valor añadido y de mayor complejidad. Estos fenómenos producen un cambio de pacto laboral que antes era tiempo por dinero, a otro de trabajo por sentido, siendo una de sus conclusiones que “quien quiera un trabajo deberá inventarlo a su medida.
La flexibilidad otorga la posibilidad de realizar mayores y más variados aportes, como revelan las tendencias a tener en cuenta desde el punto de vista del futuro del trabajo:
• El creciente papel dentro de la economía de India y de China y el impacto cultural que este proceso conlleva para el aprovechamiento de nuevos nichos laborales.
• Los intercambios culturales entre países, que supone el proceso de integración de otras culturas en el entorno de recepción.
• La mejora sobre la calidad de vida en edades avanzadas en las sociedades desarrolladas, que posibilita un aumento de la vida laboral y provee de un capital humano con un background más valorado.
• El cambio en los estilos de vida de las sociedades desarrolladas hacia una visión determinante respecto al medio ambiente, que implica un replanteamiento de la relación personal y laboral. La flexibilización del trabajo abre la posibilidad de nuevas formas laborales, tanto por cuenta propia como ajena.
• La externalización de muchas funciones y el autoempleo suelen ser consecuencias de los cambios presentados en la nueva realidad laboral.
Por lo anterior, concluimos que algunas organizaciones ya están aprovechando las nuevas formas de trabajo tomando en cuenta las implicaciones en la estructura de las organizaciones, la gestión de personal y los lugares de trabajo de diseño, en donde la descentralización y potenciación simplemente rayan la superficie de lo que será posible; mientras que algunas más locales continua en el entendimiento de la directriz que tomará la nueva cultura laboral global que les hace ir hacia una búsqueda de innovación y adaptación a las nuevas tendencias. Estos modelos de enfoque global son cruciales en la formación de alianzas globales, capaces de atraer a las personas más talentosas y competitivas.
Curriculum
Ingrid Charles es Consultor de cuentas internacionales en Certé Consultores. Su experiencia como headhunter incluye más de 10 años en búsqueda de ejecutivos en posiciones de dirección en distintas regiones a nivel mundial en sectores dentro de los que destacan metal mecánica, oil & gas, consumo, pharma, química, tecnología de la información y entretenimiento. Egresada de la Universidad Iberoamericana de la Licenciatura de Administración.
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