Hoy por la tarde mientras comía con un cliente me relataba la historia de uno de sus hijos, “estoy disfrutando verlo aprender” dijo orgullosamente y comenzó a contarme con detalle. El mediano de sus hijos hacia poco había embarazado a una chica de su edad, ambos tienen 20 años y cuando el muchacho se vio en la necesidad de enfrentar sus responsabilidades como padre se dio cuenta de lo difícil que era ganarse el sustento para su familia. Entonces, su padre lo asesoro y le dijo “vamos a hacer un negocio juntos, te voy a prestar un tráiler que tengo y así puedas empezar tu propio negocio, las reglas son simples: a partir de este momento es tu negocio, pero como el tráiler es mío tendrás que darme el 50% de tus utilidades”, y así comenzó la aventura empresarial para el muchacho.
No fue nada fácil aprender a administrar el negocio de los envíos, buscar clientes, calcular los costos por ruta, cuidar el mantenimiento del tráiler, además de atenerse sólo a lo que ganaba por semana en su propio negocio, me decía mi cliente, su padre, mientras continuaba la reseña de cómo el chico ahora valoraba mucho más el dinero y se sentía orgulloso de ver que él mismo, a sólo 6 meses de comenzar, estaba ganando más de utilidad que el sueldo normal en una empresa le pagarían a un joven como él.
Salí de la comida y mientras manejaba seguía dando vueltas al tema en mi cabeza ¿Qué tipo de educación le estamos dando a las nuevas generaciones de México?, ¿mi país necesita empresarios o empleados?, ¿Robert Kiyosaki tiene razón en que la educación financiera que recibimos es obsoleta?, ¿desde qué edad deberíamos empezar con la educación financiera para generar jóvenes capaces de enfrentar la globalización, las crisis económicas y la desenfrenada carrera de la era digital?, es un hecho, el mundo cambia a pasos agigantados.
Es una realidad, la educación financiera en nuestro país es nula, a pesar de recibir algunas clases de contabilidad en la universidad, sigue siendo un calvario sentarte con tu contador a revisar cuánto pagarás este mes de ISR o IETU porque en realidad no comprendemos a fondo como funcionan cada uno de estos conceptos a nuestro favor. Si eres empleado no tienes gran problema, alguien más realizará el calculo por ti, pero si eres empresario o trabajas de manera independiente es indispensable que conozcas a la perfección el teje y maneje de estos asuntos porque gran parte de tu éxito financiero dependerá de ello. ¿Nuestros egresados de universidad realmente conocen a fondo como funciona esto de pagar impuestos?… La respuesta es dolorosa pero simple: ¡NO!
Con esa curiosidad que me caracteriza, seguí reflexionando ¿a que edad sería mejor comenzar la aventura del aprendizaje financiero? ¿Quién debe ser el encargado de esa educación: papas o maestros? ¿Cómo logramos generar conciencia en los pequeños para que vean todas las implicaciones positivas y negativas que derivan del control del flujo de efectivo? Todo esto me remontó a una plática donde una mamá decía que había llevado a su hijo a un hospital a ver a un chico drogadicto que estaba ya a punto de morir por culpa de la adicción, el hijo de esta mujer salió horrorizado de ver lo que las drogas podían hacerle a un ser humano y obviamente la lección quedó perfectamente entendida sin más explicaciones.
Lo mismo podríamos aplicar en la parte de la educación financiera con nuestros hijos. Si nosotros comenzáramos a los 12 años en un ejercicio de concientización generando la oportunidad a nuestros hijos de que por tres meses se hagan cargo de desarrollar un presupuesto familiar y de controlar el gasto para cumplir con dicho presupuesto, la lección, cómo en el caso anterior, sería mucho más enriquecedora para los chicos que si nos sentamos a darles una explicación de lo que significa el presupuesto y sus implicaciones. De esta manera podríamos ir creando no sólo la conciencia, sino la experiencia que nuestros hijos requerirán a lo largo de su vida.
A esto le podemos sumar la generación de proyectos familiares para alcanzar ciertas metas, es decir, cuando la familia quiera ir de vacaciones o asistir a algún evento hablarlo con todos y sentarse juntos a analizar la manera de ajustar el gasto familiar para entre todos alcanzar el objetivo común. ¿Porqué estamos esperando a qué alguien más venga a tomar la batuta y enseñar a nuestros hijos finanzas? si este país depende de sus habitantes ¿qué pasaría con México si creamos nuevas generaciones con una cultura empresarial fuerte basada en la experiencia y en el control financiero?
Las finanzas no son sólo un tópico de grandes consorcios o de periódicos para ejecutivos, es un tema de todos los días, así que también considero que si como padres tomamos el liderazgo en este sentido y buscamos el apoyo desde las escuelas primarias en adelante, podremos lograr que las nuevas generaciones comiencen desde temprana edad a generar 4 hábitos esenciales. Me refiero a hábitos porque en realidad esto de las finanzas es como cuando eras pequeño y mamá te insistía todas las noches con: no te vayas a dormir con los dientes sucios, al principio te dio emoción, lo hiciste con gusto por unas semanas, después te entro la etapa del “¡que flojera! ¡luego lo hago!” y mamá siguió haciendo su labor hasta que se te hizo un hábito y ahora te sientes un troll verde y apestoso si no te lavas tu boca después de comer. Hábito es la clave de todo, formemos hábitos financieros positivos en las nuevas generaciones: Presupuesto, Gasto, Ahorro e Inversión.
Algunas personas sienten que el dinero simplemente les quema las manos, esto es por el mal hábito de no controlar los gastos ni tener un presupuesto, si logramos estos cuatro factores podemos llegar a la parte más hermosa de las finanzas “la inversión”. Punto al que todos hemos soñado alguna vez alcanzar, tener bienes o inversiones que nos generen un ingreso adicional sin que nosotros tengamos que salir de casa a trabajar, suena muy alentador, pero la realidad es que llegar a ese punto no es tarea fácil, toma años de experiencia y aprendizaje, además de una gran disciplina en el gasto y el ahorro.
Necesitamos padres que les expliquen a sus hijos como prevenir incendios financieros y maestros entrenadores que refuercen el aprendizaje con actividades lúdicas en las escuelas, para que los chicos hagan propios los conocimientos. Deseo un país de empresarios, donde la oferta de trabajo no sólo sea mayor sino que además de mejor calidad, pero debemos considerar que los futuros empresarios hoy están en pañales o jugando y brincando en casa, ¿por qué no educarlos desde pequeños con herramientas básicas para enfrentar el mundo, para que sean más astutos y mucho más eficientes de lo que nosotros hemos sido? El valor de la experiencia es algo único, por eso considero que enfrentar a nuestros jóvenes a casos reales y prácticos, podría dar buen resultado, además de un aprendizaje muy valioso para ellos en muchos sentidos, no sólo en el financiero.
Volverse el “coach financiero” de nuestros hijos será enriquecedor para ambas partes. Entonces, ¿qué vas hacer ahora que has leído este articulo?, si tienes hijos, ¿cuál será la actividad que compartirás con ellos para desarrollar estos 4 hábitos financieros?, ¿tienes ya un plan en mente?… ¡Pues a darle! dirían los entrenadores.
CV
Blanca Sánchez Ayala es Licenciada en Administración Financiera y actualmente forma parte del equipo Docente de EBC Campus León, en donde imparte las materias de Principios de Administración y Operación de la Empresa.
Tiene gran experiencia en el ramo financiero y farmacéutico, en el liderazgo de proyectos, implementación y desarrollo de estrategias operativas y de comercialización, así como en el desarrollo de alianzas empresariales.