Por: José Luis de la Cruz / IDIC / contacto@idic.mx
Las cifras del INEGI confirmaron las señales que el mercado laboral, la menor recaudación de IVA, la moderación del consumo privado y la contracción del sector industrial habían enviado: durante el primer trimestre del año la economía mexicana pasó de la desaceleración al estancamiento.
Ahora el reto para la política económica será evitar que el bajo desempeño productivo se transforme en tasas negativas, como la que seguramente ocurrió en marzo y la cual provocó que el crecimiento de 1.1% observado entre enero y febrero se haya transformado en solo 0.2% para todo el primer trimestre.
El mecanismo de reactivación productiva es visible, pero la política económica mexicana lo ha negado durante décadas: se debe instrumentar un programa de desarrollo industrial que evite una mayor afectación. La ausencia de una estrategia integral en este sentido ha causado el freno de la economía.
Lo descrito implica crear un Programa de Desarrollo Industrial, la dura realidad lo vuelve a hacer patente. El desafío no es menor, se enfrentan inercias de paradigmas y dogmas que han generado el escenario adverso que la llamada cuarta transformación debe superar en el inicio de creación. La política deberá ceder su espacio a una nueva forma de hacer economía o el resultado será similar al observado en otras épocas.
Las cifras son contundentes: el crecimiento del PIB de 0.2% fue el más bajo desde el cuarto trimestre del 2009, cuando disminuyó (-) 1.8%.
De acuerdo con el INEGI, la industria retrocedió a una tasa anual de (-) 2.1%, la mayor caída desde el cierre 2009. La variación anual negativa citada constituye el séptimo dato de este tipo para un trimestre desde el 2010: la muestra de la carencia de una estrategia estructural para desarrollar al sector que, paradójicamente, debería ser el motor de crecimiento en la época de la Cuarta Revolución Industrial.
Se debe considerar un aspecto adicional para el caso industrial, su caída de (-) 2.1% se agrega al retroceso de (-) 0.8% contabilizado en el último trimestre del 2018. Con ello se abre el debate: ¿puede declararse que la industria se encuentra en recesión?
La información oportuna del INEGI también permite aseverar que la desaceleración y elestancamiento se extendieron al mercado interno: el aumento de 1% en las actividades terciarias, sector servicios, no solo es la menor cifra de crecimiento desde el cuarto trimestre del 2009, también representa la consecuencia lógica de la menor generación de empleo y del incremento en las condiciones de precariedad laboral que se han observado en los últimos meses.
Si bien el sector primario registró el mayor incremento desde el segundo trimestre del 2010 (5.6%), es evidente que fue insuficiente para evitar el estancamiento económico (aunque sí logró impedir que el PIB fuera negativo).
En función de lo descrito se ha hecho patente que se subestimó la magnitud y efectos de la desaceleración. Como resultado se tiene que el país enfrenta su mayor reto en materia económica desde la recesión del 2009, algo que pondrá a prueba a la 4T y le debería a llevar a ponderar la necesidad de hacer modificaciones a su estrategia.
La desaceleración tiene elementos de estancamiento para la economía en general, pero también de una potencial recesión en la industria y una moderación del desempeño del mercado interno.
Para evitar que esto se profundice y exacerbe la precarización del mercado laboral, disminuya el bienestar de la sociedad, cause una merma en la salud financiera de las empresas, así como en la recaudación tributaria del Estado; se debe instrumentar una estrategia de política económica e industrial contingente, una que favorezca el contenido nacional y la creación de empleo al interior del país, de otra manera el Gobierno de México se verá obligado a instrumentar una política de ajuste fiscal (ajuste macroeconómico) similar a la de otras épocas: restrictivo y característico del denominado como modelo neoliberal.
ACERCA DEL AUTOR
Actualmente ocupa el cargo de Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C. También se desempeña como Presidente de la Comisión de Estudios Económicos de la CONCAMIN. Es profesor de cátedra en Doctorado de Ciencias Financieras de la EGADE Business School en el campus Ciudad de México y de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
Laboralmente se ha desempeñado en los sectores privado, académico y público. Ha sido asesor en la Cámara de Diputados y la de Senadores, consultor para empresas de los sectores industrial y servicios, y para diversas fundaciones y organizaciones no gubernamentales como la Fundación Friederich Ebert y Oxfam.
Correo: contacto@idic.mx
REFERENCIA
http://idic.mx/2019/04/30/opinion-pib-2019-de-la-desaceleracion-al-estancamiento-y-la-industria/