Por: José Luis de la Cruz / IDIC / contacto@idic.mx
México no ha comprendido la lógica de las tendencias que sigue la economía mundial. Se perdió en la ola del libre comercio impulsada durante la década de los ochenta. Hoy se vive la consecuencia de haber implementado un modelo de apertura comercial sin contar con una verdadera política industrial.
Una secuela es el atraso en el desarrollo de innovación y progreso tecnológico que se realiza en el mundo. México es un comprador de las invenciones realizadas en otras naciones. El reflejo es la creciente dependencia que se tiene de insumos intermedios y bienes de capital extranjeros: el 75% del consumo de bienes intermedios de las empresas manufactureras es importado.
Una consecuencia adicional es la reducción de empresas nacionales realmente competitivas a nivel global. La maquila y el comercio al por menor contribuyen marginalmente al crecimiento económico de México. En la economía 15 del mundo 91% de sus unidades económicas emplea, cuando mucho, a cinco personas. Con esa base empresarial no se puede competir en la manufactura que requiere innovación constante.
Las estadísticas internacionales son contundentes. El reporte del World Intellectual Property Indicators de 2015, elaborado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), permite observar que las empresas asiáticas dominan el registro de patentes: de los primeros 30 lugares 19 son japonesas, cuatro de Corea del Sur, dos de Estados Unidos, igual número que las de China y Alemania. Taiwán posee una.
Todas pertenecen al sector industrial de las manufacturas y representan la base productiva con las que estas naciones encabezan las grandes cadenas globales de valor.
El comercio exterior sólo representa el mecanismo mediante el cual comercializan los productos derivados de sus innovaciones patentadas. Su ritmo de progreso tecnológico es vertiginoso, tan solo entre 2003 y 2012 concentran más de 1.3 millones de patentes.
En general son grandes empresas, salvo casos excepcionales. Sus gobiernos las impulsan. Representan el fruto de la política industrial implementada por administración pública y la cual se encuentra coordinada con la actividad empresarial privada. Hay regulación de su actividad pero no se inhibe su desarrollo, por el contrario se fomenta activamente.
Obviamente cuentan con un sector educativo de alta calidad y orientado al desarrollo de profesionistas capaces de contribuir al progreso tecnológico de sus empresas. Gracias a ello son líderes en la manufacturas globales y no son maquiladores.
Hace décadas entendieron lo que el Premio Nobel Joseph Stiglitz describe en su libro “Creating a Leaning Society”, los efectos de la manufactura sobre el resto de la economía superan al de los otros sectores gracias a los encadenamientos productivos que propicia. Dichos mecanismos permiten que la innovación y el progreso tecnológico desarrollado en la manufactura se trasmitan a toda la economía.
En función de esto último, la administración del presidente Barack Obama implementó una ambiciosa estrategia para recapturar la manufactura: en junio de 2011 se puso en marcha la Asociación de Manufactura Avanzada por recomendación del Consejo Presidencial de Asesores en Ciencia y Tecnología.
La iniciativa fue encomendada a Andrew Liveris, CEO y presidente de Dow Chemical Company, y a la presidenta del MIT Susan Hockfield. Su objetivo es identificar oportunidades de colaboración entre la industria, la academia y el gobierno para que impulsen el desarrollo y la inversión en las tecnologías emergentes, políticas y asociaciones con potencial de transformar y revitalizar la manufactura avanzada en los Estados Unidos. Algo similar a lo que hace el Intituto Fraunhofer en Alemania.
México aún confía en el libre comercio como política económica para alcanzar mayor crecimiento, una estrategia que no funciona sin una verdadera política de desarrollo industrial.
Fuente: Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.
http://idic.mx/2016/08/22/sin-politica-industrial-no-hay-innovacion/
ACERCA DEL AUTOR
José Luis de la Cruz Gallegos, actualmente ocupa el cargo de Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico A.C. También se desempeña como Presidente de la Comisión de Estudios Económicos de la CONCAMIN. Es profesor de cátedra en Doctorado de Ciencias Financieras de la EGADE Business School en el campus Ciudad de México y de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
Laboralmente se ha desempeñado en los sectores privado, académico y público, además de ser asesor y consultor para los mismos. Fue Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios y del Departamento de Economía y Finanzas en el Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México. Realizó sus estudios de Maestría en Economía en El Colegio de México y de Doctorado en Administración en el Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México.
Ha publicado más de treinta artículos científicos arbitrados en revistas de México, Estados Unidos, Brasil, España y Colombia. De igual forma elabora artículos de análisis y opinión en revistas especializadas de Economía y Finanzas
E-mail: joseluisdelacruz@idic.mx; contacto@idic.mx