Por: Jesús González / KPMG / asesoria@kpmg.com.mx
Los efectos del cambio climático son cada vez son más evidentes en el planeta, con su correspondiente efecto para los gobiernos, la sociedad civil y, por supuesto, para las empresas. Por lo tanto, urgen medidas contundentes para frenar el avance de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El tema para una organización puede sonar tan desconocido como sencillo. Sin embargo, se debe entender el gran reto que esto representa. La población mundial tiene una tasa constante de crecimiento, lo que genera la necesidad de producir más bienes y servicios. Entonces la pregunta es ¿cómo producir más para satisfacer necesidades, pero contaminando menos? ¿Qué inversiones requerirá su negocio? ¿Qué requisitos legales y/o retos de abasto en materias primas y energéticos habrá en el futuro? El reto no es menor.
Estos temas constituyen un gran desafío para las empresas, que deben identificar cuál será su nuevo reto, los cuales van desde generación de información en cuanto a CO2, metas de reducción, innovación y desarrollo, entre otros. Unos por obligación regulatoria, otros por competitividad (ahorros) y otros por gestión reputacional.
México no es la excepción. El gobierno se trazó la meta de reducir 25% las emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2030, manteniendo los niveles de producción e incorporando metodologías que minimicen la generación de CO2.
Para lograr esto, surgió la Ley General de Cambio Climático, que obliga a las empresas que generen más de 25,000 toneladas de CO2 a realizar un inventario de sus emisiones de gases de efecto invernadero y, posteriormente, a subirlo al Registro Nacional de Emisiones (RENE). La ley contempla una serie de multas y sanciones para las organizaciones que no se apeguen a la norma.
La ley ya está aprobada y las empresas obligadas tenían como fecha límite para presentar su primer inventario de CO2 ante el RENE el 15 de diciembre de 2015. Sin embargo, el 14 de diciembre, vía Diario Oficial, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales emitió una extensión del plazo, por lo que la nueva fecha límite es el 15 de febrero de 2016. En conclusión, el tema es serio, está regulado y, a nivel empresarial, tiene retos nuevos y diversos.
El cambio climático es un desafío para los líderes empresariales, que deben estar al día de los temas que se debaten al interior de sus naciones, pero también los que se discuten en escenarios globales, como la Conferencia de las Partes (COP, por sus siglas en inglés), una reunión anual en la que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y casi todos los gobiernos del mundo debaten medidas para minimizar el impacto de las emisiones de gases invernaderos en la planeta. Por esto, es fundamental conocer cuáles son los impactos de los acuerdos mundiales, los riesgos que existen para lograr el cumplimiento regulatorio y, a la vez, encontrar oportunidades de negocio.
¿Qué acción deben emprender las compañías?
Las empresas deben asumir un enfoque proactivo hacia el carbono y el cambio climático a nivel directivo en dos niveles:
En su operación | En su estrategia |
· Garantizar que el negocio comprenda y esté preparado para los posibles efectos del cambio climático en la cadena de suministro. Considerar los efectos de los eventos meteorológicos extremos, como tormentas e inundaciones, que afectarán a proveedores decisivos, la posible disrupción de la cadena de bienes y materia prima y escasez de agua en muchas regiones
· Garantizar que estén vigentes los sistemas y procesos correctos para afrontar los rigurosos requisitos de emisión de informes sobre carbono · Proteger la marca y reputación desarrollando y comunicando una postura clara y consistente acerca del cambio climático, así como también demostrando lo que se está haciendo para reducir las emisiones · Comprender cómo pueden afectar a su organización los compromisos de reducción de carbono hechos por las naciones en las que se opera · Identificar posibles ahorros derivados de una gestión de energía renovable, que ayuda a reducir combustibles fósiles (menor CO2), generando ahorros y beneficios al medio ambiente |
· Implementar un escenario en el que se planee comprender de qué manera es posible que los compromisos de reducción de CO2 a nivel nacional de la COP21 afecten el negocio en forma de regulación, multas e incentivos
· En los casos donde todavía no esté regulado el precio del carbono, anticipar el impacto al constituir un precio interno en la planeación y administración de riesgos. Más de 400 compañías a nivel mundial que reportan al Proyecto para la Divulgación del Carbono (CDP, por sus siglas en inglés) ya están utilizando precios de carbono a nivel interno para fomentar la inversión en la reducción de emisiones · Comprender de qué manera pueden afectar los efectos del cambio climático a las futuras ganancias y valor de los accionistas. Garantizar a los accionistas que su negocio esté bien preparado para florecer en un “mundo de 2°C” · Colaborar con pares, proveedores y clientes del sector para reducir los riesgos del cambio climático y desarrollar oportunidades de crecimiento, como productos y servicios innovadores con bajas emisiones de CO2 · Investigar oportunidades para emitir bonos verdes que incrementen el capital de inversión en la reducción de carbono y en innovación con bajas emisiones de CO2 |
El cambio climático y la sostenibilidad son aspectos que tienen una gran capacidad de impacto en las empresas. Algunas lo reconocen y toman acciones al respecto y otras aún están en proceso de entendimiento del tema.
Para el cierre de 2015, casi todas las naciones del planeta habrán hecho un compromiso por reducir sus emisiones. Nunca antes había sucedido algo así, por lo que es un logro en sí mismo. Sin embargo, aún se esperan acuerdos vinculantes a nivel global.
Por su parte, México debe recordar que ya cuenta con una ley local, que contiene retos relevantes y que, en muchas ocasiones, las empresas nunca antes han enfrentado. La norma tiene fechas límites cercanas y es apenas el inicio de un proceso de transformación. A futuro, se prevé la existencia de mercados de carbono, obligaciones de reducción y otros temas que requerirán inversión, innovación, revelación y gestión reputacional.
Existen grandes retos y nuevos riesgos, pero también nuevas oportunidades. Aquellos que comprendan el nuevo esquema de operación empresarial/regulatorio tendrán mejor oportunidad de aprovechar y permanecer en este innovador, retador y dinámico ambiente de negocio local y global.
ACERCA DEL AUTOR
Jesús González es Socio Líder de Asesoría en Sostenibilidad, Gestión de Riesgos y Gobierno Corporativo de KPMG en MéxicoKPMG
Correo: asesoría@kpmg.com.mx