22 Febrero 2016
Fuente: The Financial Times / WSJ / Milenio
Durante casi 18 meses no hubo señales más reveladoras de las preocupaciones en torno al avión Serie C de Bombardier que la falta de nuevos pedidos. Su modelo —que busca competir con el A320 de Airbus y el 737 de Boeing— apenas logró 243 pedidos firmes hasta septiembre de 2014. Pero desde entonces se mantuvo en esa cifra, muy por debajo de los 300 que buscaba el grupo en el momento en que entrara en servicio, que se espera ocurra en el segundo trimestre del presente año.
Por lo tanto, la noticia del miércoles de que Air Canada firmó una carta de intención para 45 pedidos firmes nuevos, con opción a otros 30, parece una señal positiva de que regresa la confianza de los clientes. Es una bienvenida especial porque muchas solicitudes para la Serie C —que ya tiene muchos años de retraso de su programa, y de los 5 mil 400 millones de dólares (mdd), al menos 2 mdd por encima de presupuesto— son para aerolíneas de segundo nivel y arrendadores.
Las acciones de la serie B de Bombardier, que perdieron casi 75 por ciento de su valor desde enero del año pasado, subieron 21 por ciento, para llegar a 1.09 dólares canadienses después del anuncio.
Sin embargo, los analistas se van por una interpretación más pesimista. Air Canada firmó la carta de intención como parte de un acuerdo con Quebec, la provincia sede de la empresa, que aceptó abandonar una demanda legal contra Bombardier. A cambio, Air Canada dio la garantía de realizar un fuerte mantenimiento de sus aviones Serie C en Quebec.
Por lo tanto, estos nuevos pedidos ponen de manifiesto la dependencia que tiene Bombardier en el gobierno de la provincia de Quebec y, potencialmente, de las autoridades federales de Canadá, para sobrevivir. El acuerdo con Air Canada se anunció junto con la confirmación de que Bombardier está en pláticas con el gobierno federal para recibir una posible inyección de dinero. Bombardier ya realizó acuerdos bajo los cuales va a recibir 2 mil 500 mdd por parte de organizaciones que se relacionan con el gobierno de la provincia, para apuntalar sus finanzas.
Richard Aboulafia, analista de Teal Group, con sede en Virginia, dice que las acciones de los gobiernos son inusuales en el mundo occidental donde una intervención directa de gobierno normalmente se encuentra con la desaprobación. Algunos de los pasos también podrían ser vulnerables al desafiar las reglas sobre la ayuda estatal que tiene la Organización Mundial de Comercio.
“Esto realmente es un viaje en una máquina para regresar al pasado”, dice Aboulafia.
Cai Von Rumohr, analista de Cowen & Co, también señala en una nota que tanto United como Delta, dos de las grandes aerolíneas estadunidenses, recientemente prefirieron solicitar Boeings 737 que aviones de la Serie C de Bombardier. “El pedido… probablemente tenga menos peso con clientes potenciales que si Bombardier hubiera podido lograr un acuerdo con Delta o United”, se dice en la nota sobre el acuerdo de Air Canada.
Se tienen que resolver los retos de Bombardier con su avión Serie C si quiere que el proyecto deje de lastimar otras partes de la compañía. El miércoles, el grupo dijo que planea recortar casi 10 por ciento de su plantilla laboral global de 71 mil personas. De éstas, 3 mil 200 son en la operación de tren de pasajeros, lo que refleja el efecto dominó de colocar recursos en el desarrollo de la Serie C.
Ese efecto también se puede sentir muy fuerte en Bombardier Business Aircraft, donde la empresa incrementó el ritmo del nivel de producción para sus emblemáticos Global 5000 y 6000 para poder ganar dinero y financiar el desarrollo de la Serie C. El año pasado tuvo que reducir el nivel de producción para evitar quedarse sin trabajo, Bombardier predice que los ingresos de la operación de aviones este año será “mayor a 5 mil millones de dólares”, en comparación con 7 mil mdd en 2015.
“Todo está en un estado mucho peor de lo que debería estar, porque a todos les quitaron los recursos para (llevarlos a) la Serie C”, dice Aboulafia.
Esos problemas —y una deuda de 6 mil 300 mdd— significa que la empresa tiene pocas alternativas, además del financiamiento del gobierno federal. Alain Bellemare, presidente ejecutivo, dijo en una teleconferencia con inversionistas que la inversión del gobierno será tanto para respaldar la Serie C como para dar “una flexibilidad financiera adicional”. De acuerdo con Loren Thompson, analista del Lexington Institute, con sede en Virginia, el gobierno federal hará “lo que pueda “para mantener a Bombardier como una empresa viable. Pero cualquier inversión del gobierno tiene que ser sustancial. Aboulafia dice que la compañía necesita entre mil millones y 2 mil millones de dólares más para poder sobrevivir, pero para lograr que la Serie C sea un éxito se pueden requerir entre 4 mil millones de dólares y 5 mil mdd.
Con la compañía dando vueltas en busca de pedidos, una inversión de tal magnitud puede parecer abrumadora para el gobierno. Sin embargo, Thompson señala que, debido a los riesgos inherentes al desarrollo de nuevos aviones, los fabricantes de aviones a menudo tienen que recurrir al apoyo del gobierno.
Muchos —incluido Airbus y Boeing— lograron prosperar. “Las circunstancias actuales de Bombardier no son un reflejo de sus perspectivas a largo plazo”, afirma Thompson.
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